Se celebra el encuentro ‘Antimicrobial Stewardship: de la teoría a la práctica’, en el marco de la Cátedra Extraordinaria MSD-UIMP Salud, Crecimiento y Sostenibilidad, de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la farmacéutica MSD

Santander.- La resistencia a los antibióticos es responsable cada año en Europa de 25.000 muertes y supone un coste de 1.500 millones de euros derivados de la atención sanitaria y la pérdida de productividad. Para 2050 la resistencia a los antimicrobianos podría convertirse en una causa de muerte más común que el cáncer. Ante esta situación, la Unión Europea (UE) ha publicado en junio de este año un Plan de Acción que pide la colaboración de autoridades sanitarias, administraciones, profesionales sanitarios, veterinarios y ciudadanos en la búsqueda de soluciones; la ampliación de la investigación y el desarrollo y la concienciación para un consumo responsable de los antibióticos.

El curso se ha celebrado en el marco de la Cátedra Extraordinaria de Salud, Crecimiento y Sostenibilidad MSD-UIMP, creada hace tres años por la Universidad Internacional Menédez Pelayo (UIMP) y la compañía biofarmacéutica MSD.

Para analizar las acciones que ya se están realizando en este sentido, y las que todavía pueden realizar todos los agentes implicados, tanto en España como en otros países europeos, se ha celebrado en Santander la jornada “Antimicrobial Stewardship: de la teoría a la práctica”. Este encuentro ha contado con la presencia de la directora general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, Encarnación Cruz, y ha reunido a autoridades, expertos, y profesionales sanitarios nacionales e internacionales.

El rector de la UIMP, César Nombela, catedrático de Microbiología, señaló que, a pesar de que el fenómeno de la resistencia de los microorganismos a los antibióticos es conocido desde hace décadas, el problema persiste y se amplía en extensión y en amplitud: “Por ello, si el uso racional del medicamento es siempre necesario, en el caso de estos fármacos el tratamiento de cualquier infección ha de tener en cuenta, no sólo el objetivo de tratar eficazmente la infección en el enfermo afectado, sino también las consecuencias que pueden derivarse para el uso futuro de cada antibiótico”, apuntó.

Por su parte, el presidente y director general de MSD en España y Portugal, Ángel Fernández, resaltó que el valor de los antibióticos es innegable. “Todos debemos trabajar juntos para frenar el avance de las resistencias antimicrobianas, solo de esta manera salvaremos muchas más vidas”, concluyó.

Si el problema de las resistencias a los antibióticos en Europa es preocupante, en España es más grave aún, pues en 2015 se dispensaron 22,24 dosis diarias de estos fármacos por cada mil habitantes en Atención Primaria, según datos del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, casi dos puntos más que la media de la OCDE. No es solo una cuestión de prescripción, sino también de concienciación. En Medicina de Familia es donde más se detecta que los ciudadanos no conocen los riesgos de la resistencia antibiótica: en España, un 74% de los facultativos y un 98% de los farmacéuticos han recibido peticiones de los pacientes para que les recetaran un antibiótico. Además, es el segundo país en el que los padres usan más antibióticos sin prescripción médica para sus hijos (29%).

Importancia de la concienciación por parte de la población general: red SWI@Spain
Precisamente esta falta de conocimiento y concienciación entre la población es parte de lo que se quiere evitar con el proyecto Small World Initiative (SWI), creado por la Universidad de Yale, con el objetivo de que miles de jóvenes de todo el mundo conozcan los problemas de las resistencias e investiguen la biodiversidad microbiana de los suelos de su localidad, en busca de nuevos microorganismos que produzcan sustancias antibióticas, y que se ha citado en la jornada como ejemplo de las iniciativas que se pueden realizar para lograr el mejor uso de los antibióticos.

En el desarrollo del proyecto en España ha colaborado MSD junto a la Universidad Complutense, creando la red SWI@Spain que se desarrollará durante el curso 2017-2018 y en el que participarán alumnos de Centros de Enseñanza Secundaria y Bachillerato de la Comunidad de Madrid, junto a estudiantes de Grado y Máster de la Complutense.

Programas de formación AMS- PROA para optimizar el uso de los antibióticos
La importancia de la formación en la lucha contra las resistencias es clave, tanto para población general como para los médicos y demás profesionales sanitarios. A ello se dedican los Programas de Optimización de Antibióticos, también llamados Programas AMS PROA, que siguen los principios del Antimicrobial Stewardship: saber escoger el tratamiento apropiado, para el paciente adecuado y durante el tiempo preciso. Estos programas pretenden corregir problemas como por ejemplo “las duraciones inadecuadas de los fármacos, y a la larga, demostrar que, en muchas infecciones, tiempos más cortos de lo que habitualmente se consideraban estándares pueden ser suficientes”, explica el doctor Emilio Bouza, jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Gregorio Marañón y codirector de la jornada.

Uno de los aspectos que trabajan los programas AMS PROA es revisar el enfoque cotidiano de los facultativos. “Estamos trabajando con arquetipos que se han ido utilizando durante muchos años”, afirma el doctor Rafael Cantón, jefe del servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, codirector del encuentro. “Tenemos que jugar con varios factores: el microorganismo que produce la infección, el tipo de infección, el tipo de paciente y el antibiótico que lo que tiene que hacer es matar o inhibir al microorganismo que está produciendo la infección. Debemos encontrar un equilibrio entre inhibir al microorganismo agresivo y evitar un efecto de selección sobre la microbiota normal del propio paciente. Un periodo muy largo puede afectar negativamente a los microorganismos beneficiosos del paciente y un tratamiento demasiado corto puede no inhibir al patógeno infeccioso. Estamos mejorando mucho en la forma de utilizar los antibióticos, pero aún podemos mejorar mucho más, y el programa PROA es una de los caminos para alcanzar ese objetivo”, asegura.

Debido a la importancia de estas iniciativas, MSD colabora activamente con las principales sociedades médicas desarrollando conjuntamente programas de formación y de certificación de centros hospitalarios AMS PROA, ayudando así a una mejor gestión de los tratamientos antimicrobianos y profundizando en la investigación y en la búsqueda de nuevos fármacos para frenar el desarrollo de las resistencias.

Joaquín Mateos, director médico ejecutivo de MSD, explica que “siguiendo nuestro compromiso con la salud, en MSD, además de continuar investigando en el campo de los antibióticos y de las enfermedades infecciosas, apoyamos las iniciativas de formación que permitan mejorar el conocimiento y la gestión de los antibióticos por parte de los facultativos. Cuanto más concienciados estemos todos, mejor podremos luchar contra esta gran amenaza para la salud. De esta manera podremos seguir disponiendo de los mejores tratamientos y se continuarán salvando vidas, objetivo que compartimos con todos los implicados en la atención a las enfermedades infecciosas”.

Fotografía: Juan Manuel Serrano Arce