Santander.-Samuel Salcedo, el artista barcelonés que dirige Taller de escultura. Conceptos sobre modelado y transformación a materias estables de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), no comulga con los artistas que “impostan una trascendencia” al reflexionar sobre la condición humana. “Todos tenemos momentos en los que reflexionamos en un sentido más espiritual o más dramático, pero hay otros momentos que también necesitamos el humor, la irreverencia, porque también forman parte de nosotros”, ha asegurado.
Salcedo ha reunido en su taller a personas con diferentes niveles de formación en escultura, algo que es “más enriquecedor para los alumnos y para mí también porque me hace no ser tan monótono”, ya que son “diferentes maneras de entender la escultura, de trabajarla y de resolverla”. El escultor ha asegurado que las diferencias no le importan, porque trabaja “leyendo la personalidad, el bagaje y las posibilidades de cada uno; me voy adaptando un poquito a cada persona”.
El artista entiende el lenguaje escultórico como un reflejo de lo que el autor es y piensa. “El escultor debería tener una obra que fuese como él”, ha afirmado. Sin embargo, también entiende que el papel del receptor es fundamental en la interpretación de la obra: “A veces intento crear piezas divertidas y con cierta intención de simpatizar y resulta que hay gente a la que le provoca rechazo. Me gusta pensar en mis esculturas como espejos en los que la gente se ve reflejada”.
La idea del taller, en palabras de Salcedo, es que tengan “unas herramientas para que luego puedan trabajar fuera del ámbito de la clase, entender los conceptos sobre el modelo, el significado que tiene el modelado, los acabados, las texturas, las terminaciones, o la tensión de los volúmenes”, ha explicado.
Para él, “la escultura es un lenguaje como cualquier otro y está capacitado para explicar cualquier cosa”, por eso ha definido con claridad el tema de su obra: “Este no saber qué nos está pasando”, como leitmotiv “en estos tiempos de cambio”. Y es que las esculturas del artista barcelonés se muestran “perplejas e incómodas, están en una situación que no acabas de entender lo que les está pasando”, ha determinado.
El escultor ha reprobado aquellas corrientes artísticas mercantiles, no tanto de crítica, y “muy anglosajonas”. “Una banalización del arte como mercancía que hace que se repitan estereotipos, imágenes, técnicas y se busque un lenguaje muy inmediato. Cuando al final, lo que te hace internacional es lo local”, ha considerado Salcedo. “Al final, a veces perdemos la perspectiva de lo que realmente nos gusta, que es lo que no conocemos”, ha apuntado.
El artista ha asegurado trabajar sin planes: “Cuando quiero hacer algo, lo hago. Soy valiente e intuitivo”. Una manera de trabajar en la que, durante todo el proceso, busca “tener la capacidad de cambiar el sentido a la obra y encontrarlo”. Sin planes, y con transparencia y naturalidad. “Me interesa que se vea el arte como una proyección de la persona, coherente. Si te impostas una actitud o un lenguaje, no te lo crees y no te va a quedar bien”, ha reiterado Salcedo.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018