Pilar Fatás, directora del Museo de Altamira, defiende el valor de la arqueología de género para lograr “una mirada más diversa e inclusiva hacia nuestro pasado”

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Santander, 14 de julio de 2022-. El enfoque de género y las perspectivas feministas son los posicionamientos teóricos que más ha estimulado, en el inicio de siglo XXI, el debate y la producción científica en el ámbito de la arqueología y la museología. En este contexto, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha organizado el curso de verano ‘XI Escuela de Arte y Patrimonio Marcelino Sainz de Sautuola. Los Bisontes de Altamira los descubrió una mujer’, en colaboración con el Museo de Altamira.

“La arqueología de género es una tendencia que hace décadas se lleva trabajando”, asegura Pilar Fatás, directora del Museo de Altamira, que explica que se trata de una tendencia centrada en realizar preguntas “a los datos científicos y a los restos arqueológicos que tenemos, que nos permitan presentar los periodos históricos de una manera completa”.

En este sentido, el curso de verano, que se lleva a cabo del 13 al 15 de julio, tiene como objetivo generar un marco de reflexión, debate e intercambio de prácticas encaminadas a la consecución de los objetivos de igualdad en el ámbito cultural y patrimonial, enfocado desde las cuestiones de la arqueología y la museología de género, feminista y queer.

La arqueología de género realiza, de esta forma, una relectura de los datos históricos que se ve reflejada en la museología y la práctica museal. La directora del Museo de Altamira apunta que es un giro esencial sobre “cómo los museos utilizamos esos datos para divulgar a través de los relatos y de los discursos que presentamos, intentado reflejar esa perspectiva de género”.

Estos enfoques se centran en obtener datos dentro de los periodos concretos de la prehistoria y la historia. En concreto, el Museo de Altamira y las obras históricas que allí se recogen datan del periodo del paleolítico. Fatás apunta que, en los últimos años, “se ha propugnado que las mujeres podrían ser perfectamente las artistas” de las pinturas que se conservan en la cueva cántabra. “No hay ningún dato científico que nos diga que eran los hombres quienes pintaban, que es la imagen que todos tenemos siempre en la imaginación porque siempre se ha representado a hombres pintando”.

Además, Pilar Fatás ha querido destacar la historia de María Sainz de Sautuola, “los primeros ojos que vieron el arte de Altamira”, y una figura en la que se pone el foco dentro del curso. Ella era la hija de Marcelino Sainz de Sautuola, descubridor científico de la cueva de Altamira, y fue la primera persona en adentrarse en el interior de la cueva y ver, por primera vez en nuestra historia, las obras pintadas en las paredes.

Según el programa, el curso tiene como objetivo fundamental la generación de un marco de reflexión, debate e intercambio de prácticas encaminadas a la consecución de los objetivos de igualdad en el ámbito cultural, patrimonial y museístico y con ello contribuir a la construcción de nuevas bases para un nuevo museo acorde con la sociedad en la que está inmerso. Por ello quiere servir de plataforma de encuentro y difusión de actuaciones, iniciativas y propuestas que den respuesta a una realidad y demanda de nuestra sociedad actual.

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