Santander, 28 de agosto. - Mikel Munárriz Ferrandis, presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría-Profesionales de la Salud Mental de la Universitat Jaume I Castellón ha manifestado hoy en el Palacio de La Magdalena de Santander que “nuestra salud mental se basa en tener cubiertas unas necesidades básicas”.
“Cualquier impacto en la salud mental está ligado al eje social, es decir, a las desigualdades, la determinación social, las cuestiones de género... No podemos pensar solo en el impacto directo de lo que haga el virus y lo que pase en nuestras emociones, sino que va a estar mediado por el contexto social”, ha manifestado.
“La mejor medida sanitaria para prevenir los efectos sobre la salud mental del COVID es el ingreso mínimo vital”, ha añadido.
Estas declaraciones se han producido en el marco del curso ‘COVID-19 y salud mental’, parte de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde especialistas de diversos sectores han analizado cómo la crisis sanitaria ha supuesto un nuevo reto para el bienestar mental de todos los colectivos.
En este sentido, Munárriz ha destacado que “vamos a tener que hacer frente a personas a quienes el impacto de la pandemia les ha pillado en mayor vulnerabilidad”.
“Los grupos de riesgo no son solo las personas mayores, sino también otros grupos de edad, las personas sin trabajo, las que viven con alojamientos poco dignos, como en la calle o en prisión”, ha afirmado el presidente de Asociación Española de Neuropsiquiatría.
“El objetivo sería ser capaces de detectar conjuntamente con los servicios sociales y las redes comunitarias quiénes son las personas con mayor vulnerabilidad que sí necesitan intervención más propia de psiquiatría y psicología”, ha añadido.
También ha señalado que el impacto “va más allá de las personas que han padecido la enfermedad, sino también a los familiares y allegados, a los duelos que no han sido acompañados…”.
Según Munárriz “otro aprendizaje que debe quedar para el futuro es cuidar a las personas que cuidamos”.
“Los profesionales han estado sometidos a situaciones muy estresantes en los servicios de urgencias, UCIS y otros servicios del hospital. Nosotros también nos tenemos que cuidar”, ha expresado.
Por su parte, Enrique Novella, profesor titular de Historia de la Ciencia en la Universitat de Valencia, que también ha participado en el curso, ha señalado la importancia de mirar hacia el pasado para buscar respuestas.
“Hemos visto que esta experiencia emocional en la pandemia, tanto individual como colectiva, ha estado condicionada por patrones históricos que se han ido configurando en nuestra cultura y que nos recuerdan a epidemias del pasado, como la de la peste, el cólera y la gripe”, ha explicado.
“Cuál será el impacto cultural y social de esta experiencia vendrá determinado por su duración, intensidad y severidad, algo que, desgraciadamente, aún está por ver”, ha añadido.