Santander, 1 de agosto de 2023-. El ciclo de los ‘Martes Literarios’ de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) prosigue hoy con uno de los grandes narradores de la literatura española contemporánea y un pensador preclaro, Luis Landero, (Alburquerque, Badajoz, 1948). Tras el homenaje a Almudena Grandes y las intervenciones de Pilar Adón, Lidia Jorge, Rosa Berbel y Edurne Portela, llega la oportunidad de conversar sobre la obra de este escritor extremeño, fascinado por la precisión y el lenguaje.
Sus comienzos
Antes que narrador, Luis Landero fue primero poeta y, además, más tarde, guitarrista y luego profesor. Esa trayectoria vital fue la que lo llevó hasta su primera novela Juegos de la Edad Tardía, Premio Nacional de Literatura y Premio de la Crítica, 1991. “En mi familia había muchos y muy buenos narradores, como es propio de la tradición campesina, que cuentan muchas cosas que se van heredando de generación en generación. Y yo no tuve libros, pero tuve muchos relatos orales. De manera que yo salí de mi infancia enamorado del arte de fabular, del arte de contar”, explica el escritor extremeño. “Había trabajado desde los 14 años y había estudiado a la vez. Y poeta lo era, por supuesto, desde los 15 años. Pero claro, como no era buen poeta, me pasé a la prosa, que era realmente lo mío, contar historias. Entonces, sobre los 20 años andaba muy desorientado, y el profesor Manuel Gregorio Guerrero puso orden en mi desinformación. Me puso en el buen rumbo para tener un canon, unos maestros escritores. Le debo mucho”, añade Landero.
Su ideal retórico
“Creo que en el fondo lo que había en mí era mucha inquietud por contar. Pero no solamente la pasión de contar, sino que también en mi infancia aprendí lo que es el lenguaje oral. No solo la literatura oral, sino el lenguaje oral. Esa forma de hablar tan propia, tan rica, tan personal, que tenían los campesinos de toda la vida, que no es el lenguaje vulgar, sino el lenguaje popular. Para mí, el ideal retórico, el ideal a la hora de escribir, es la armonización, la mezcla del lenguaje oral con el lenguaje escrito, de la tradición oral con la tradición culta. Entonces, cuando se consigue esa síntesis, como lo consigue el Lazarillo, como lo consigue Cervantes, como lo consiguen Galdós, Valle Inclán, Juan Rulfo y tantos otros, yo creo que ese es el lenguaje literario ideal”, añade Luis Landero sobre su mirada al texto narrativo.
El proceso de escritura
“Mi proceso diario es escribir todas las mañanas, todas las mañanas de todos los días del año, salvo excepciones. De hecho, si no escribiera, yo no sabría qué hacer por las mañanas. Y aunque no me salga nada, aunque ese día no esté inspirado, o que esté torpe, no obstante, enredo, hago que hago, estoy en la mesa dándole vueltas a las cosas, o leyendo, pero estoy amarrado al duro banco, remando”, comenta Landero sobre su rutina como escritor.
“Para escribir, como para todo lo que el hombre ha hecho a lo largo de la historia que ha merecido la pena, lo ha hecho desde la concentración, la lentitud y la soledad. Hay una soledad que es buena, que incluso se puede llevar consigo cuando uno está con los demás. Me refiero a la soledad placentera, atareada, enriquecedora y laboriosa, la fructífera. Hay que aprender a estar solos y a estar bien solos con nosotros mismos”, reflexiona el escritor.
Lluvia Fina, Una historia ridícula “y algunos otros” de sus libros, afirma el escritor que salieron de manera más fácil porque “ya estaban dentro de mí”. “Un escritor no elige los temas, sino que es elegido por los temas. Los temas de uno, es decir, los demonios literarios que habitan dentro del escritor. Están ahí, hay historias que están a la espera de salir, que son nuestras obsesiones o en realidad nuestras experiencias, que hace falta que, como en el arpa de Becquer en un rincón olvidada, unas manos las despierten. “Lo más personal es lo más original”, decía Martín Scorsese. Y lo más personal está dentro de nosotros y, a veces, no está a la vista, sino que tenemos que trabajar para encontrar esas historias. Es cuestión de persistencia”.
El huerto de Emerson
“Hay un libro de Emerson, que cayó en mis manos a los dieciocho años, diecinueve quizá, un libro de Austral que trae varios ensayos, y sobre todo había uno, La confianza en sí mismo, que realmente me cambió todo. Para mí fue una de esas experiencias fundacionales. Emerson dice que todos hemos recibido como legado un campo, una tierra donde tenemos que cultivar nuestros productos, nuestra originalidad. Con el tiempo convertí ese campo en huerto, que en ningún momento Emerson habla de huerto. Y entonces, por eso le puse al libro El huerto de Emerson. Creo que en la vida hay un momento en que un libro te impacta y te cambia el rumbo, son esas lecturas providenciales, que son como una lluvia en una tierra seca”, remata el Premio Nacional de las Letras Españolas 2022, Luis Landero, todo una apasionado de la lectura en general y de los diccionarios en especial, que relee cuando no tiene nada que hacer.