Santander, 1 de agosto de 2019-. El periodista Sergio del Molino ha considerado que “las fiestas de las recreaciones medievales son la peste de la España vacía”, en las que “se crea un decorado en el que se banaliza la Historia y el patrimonio” y tiene “un efecto a largo plazo sobre las comunidades”. Así lo ha manifestado en el curso El patrimonio cultural: Problemas, soluciones, expectativas que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander del 31 de julio al 2 de agosto.
En su conferencia, El sueño del turismo de la España vacía, el escritor ha reflexionado acerca de “qué hacer con las ruinas y cómo nos relacionamos con el patrimonio” y se ha referido al concepto `aldea Potemkin´ para criticar las aldeas “falsas” que son meros “decorados”.
“Ese concepto es todavía hoy muy útil para hablar de muchas políticas de patrimonio que están muy vinculadas al turismo, la explotación del patrimonio a través del turismo en muchos pueblos. Hay una notable proliferación de aldeas Potemkin en la España vacía, en todas las zonas rurales de Europa. Yo creo que es uno de los fantasmas o uno de los riesgos que deberíamos tener en cuenta”, ha advertido Sergio del Molino.
A su juicio, “muchos lugares muy monumentales, que son preciosos y maravillosos, tienen ese componente de aldea Potemkin en los cuales te da la sensación, una vez te adentras en ellos, de que la comunidad se ha ido erosionando en favor de un turismo, un escaparate y una idea muy concreta de culto a la conservación del patrimonio que al final hacen que las comunidades sean casi de cartón piedra”, dejando de ser una ciudad “funcional” y “vivible”.
En esta línea, el periodista ha asegurado que “hay un montón de lugares en España y en Europa que han sido completamente devastados y, curiosamente, la guerra no ha sido el mayor destructor del patrimonio, sino probablemente el olvido y el abandono que han destruido más cosas que las bombas y las guerras”.
“Hemos asistido a una hiper explotación de muchos de esos lugares que, al final, acaban homogeneizándose”, ha afirmado Sergio del Molino quien cree que “hay lugares que se detienen en un momento ideal, en una Edad Media, o en un lugar del pasado muy poco concreto, muy poco documentado y más historicista que histórico; y que representan una escena de la misma forma que lo hacen los carrillones”.
Además, ha añadido que estas “explotaciones” turísticas a corto plazo parecen que es “una buena idea” pero a largo plazo “provocan una erosión invisible de la comunidad”. “En las grandes ciudades la población local se ha visto desplazada para hacer apartamentos turísticos y por la industria hotelera”, ha criticado el escritor quien ha reiterado que “el turismo erosiona la comunidad y los pueblos se convierten en aldeas Potemkin”.
“La paradoja en la que nos podemos meter a la hora de recuperar el patrimonio de la España rural y explotarlo turísticamente es que, al final, ya no es que sea fuente de muchos conflictos, sino que provocas el efecto que buscabas eliminar: Da igual lo que hagas, al final los pueblos siempre van a acabar destruidos de una forma u otra”, ha lamentado Del Molino.
De esta forma, el periodista ha propuesto tener en cuenta los “efectos” del turismo y “anticiparse” a la hora de planificar la recuperación del patrimonio y los recursos turísticos porque a largo plazo puede ser “nefasto”. “Es un riesgo que está ahí. Un dilema que las comunidades tienen que planearse y no tienen una solución fácil. Esos espacios privilegiados, según cómo los explotemos y orientemos, pueden acabar teniendo unos efectos desastrosos y letales”, ha advertido.
“El patrimonio no tiene que ser esa recreación historicista de un pasado que nunca existió”, ha concluido el escritor, quien, por otro lado, ha apuntado que “hay una vinculación entre patrimonio y nacionalismo”.
El encuentro El patrimonio cultural: Problemas, soluciones, expectativas se clausura mañana, viernes 2 de agosto, día en el que también se debatirá sobre El papel dinamizador del patrimonio en el medio rural y los Retos para la gestión de un patrimonio cultural atractivo y sostenible.
Foto: Juanma Serrano (UIMP)