Santander.- El seminario La cultura en tiempos de cambio, desarrollado durante esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), ha reunido en una mesa redonda tres proyectos que incorporan la visión juvenil. Según ha adelantado el director del curso y moderador de la jornada, Regino Mateo, el objetivo de la sesión ha sido “provocar un cruce de perspectivas” basado en las “experiencias y miradas de creadores jóvenes de diversas disciplinas”. Asimismo, ha apuntado la idea que sobrevolaba la sesión: “El arte puede cambiar la sociedad”.
Una mesa redonda en la que han participado el actor e integrante de La Joven Compañía, Jota Haya, los coreógrafos de Kor’sia, Antonio de Rosa y Mattia Russo, y la poeta Celia Corral.
Haya, actor e integrante de La Joven Compañía, se ha encargado de representar al teatro en esta intervención. El intérprete ha comenzado su intervención estableciendo lo que para él es una constante en el panorama español: “En este país por ser joven ya te infravaloran, creen que no tienes nada que aportar”. Además, ha destacado la escasez de adolescentes interesados en el mundo teatral.
Como respuesta a la anterior creencia, Haya ha añadido que “para hacer una revolución teatral que cubra el salto generacional que existe”, surge La Joven Compañía. Este grupo diseña obras y proyectos educativos enfocados directamente a los adolescentes para “despertar sus conciencias” en temas que les conciernen directamente, tales como el acoso escolar o el feminismo.
También los proyectos de los coreógrafos de Kor’sia, De Rosa y Russo, han reforzado el concepto del “individuo frente a la masa”. Para los bailarines “cada persona tiene su voz y su verdad” y, han profundizado en que esta ha de alzarse “sin condiciones”.
Ambos artistas han mostrado su repulsa ante la “jerarquía” inquebrantable que rodea el mundo de la danza. En concreto, los bailarines han hecho referencia a la parte más clásica y tradicional de esta disciplina, cuya rígida técnica y minuciosa ejecución ha supuesto un símil con la estructura de la sociedad actual. “En danza clásica el intérprete es un súbdito de la técnica”, aunque también han advertido ser “súbditos del bailarín principal y de los cargos superiores de la compañía”. La diferencia entre el bailarín principal y los acompañantes fuera de las tablas recuerda a la estructura militar: “Un bailarín raso no puede dirigir la palabra al bailarín principal”, han confesado.
Tanto Russo como De Rosa decidieron crear una alternativa a esta corriente, partiendo de la deconstrucción del sistema previamente establecido y en el que han tomado parte. Kor’sia está formado por un elenco de bailarines clásicos que transgreden “los límites de lo físico y lo mental”. El reto en cada una de las coreografías que diseñan junto con los bailarines es que el espectador perciba un grupo “heterogéneo”, donde “el intérprete regala nuevos movimientos, no los reproduce”, han manifestado.
Creatividad como máxima, libertad de expresión, empoderamiento del individuo frente a la masa. Estos conceptos ya habían sido sugeridos por los ponentes cuando la poesía los ha aunado. “Somos todos compañeros, la palabra ‘compañeros’ viene de ‘pan’ etimológicamente”, ha aleccionado Corral, quien ha mencionado “cómo nos ganamos el pan” gracias a la cultura.
Así, la poeta ha aludido a la integración de las artes como herramienta de transgresión de una sociedad que “se encuentra en una etapa de crisis”. La doctora en Filología ha desmigado cada una de las palabras que titulan el seminario y, entre las ideas que ha planteado, destacan la “infoxicación” en este panorama de “acceso desigual” y que solo ofrece “incertidumbre futura”.
Corral ha citado a Alberto Santamaría para resumir la sesión y demostrar el compromiso que los ponentes han dejado patente en sus discursos: “Solo desde la cultura es posible una conciencia vigilante”.
Fotografía: Esteban Cobo | UIMP 2018