La Fundación Obra San Martín aborda la etapa de la vejez en personas con discapacidad intelectual

Santander.- La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha despedido el V Encuentro sobre personas con discapacidad intelectual: investigación, conocimiento e innovación con una ponencia de las codirectoras del mismo: la responsable de Centros Residenciales de la Fundación Obra San Martín, Irene Hierro, y la responsable de Centros de Atención Diurna de la Fundación Obra San Martín, Sonia Fernández.

La quinta edición de esta cita ha finalizado con una exposición sobre el trabajo que realizan en la Fundación con personas mayores con discapacidad intelectual. En concreto, han expuesto los resultados en envejecimiento activo y discapacidad intelectual de un estudio realizado en la Fundación Obra San Martín sobre la premisa de que “las personas son la línea central” de su trabajo, han señalado ambas ponentes. Una concepción del individuo como sujeto activo, con derechos y responsabilidades.

El interés de la Fundación se centra en “potenciar la autonomía de la persona de cara al logro de su autodeterminación y vida independiente” y en los últimos diez años ha surgido “la necesidad de ir respondiendo a un fenómeno creciente: el envejecimiento de las personas a las que apoyamos”. Esta etapa ha obligado a la Obra San Martín a “diseñar estrategias de apoyo, estructuras administrativas y poner en marcha un modelo de atención que suponga una diferencia de apoyo, de trato y acompañamiento en cuanto las personas son adultas o, empiezan a iniciar procesos de envejecimiento”, ha señalado Fernández. Sus centros y viviendas están al servicio de unas 540 personas que reciben apoyo en función de “su propio proyecto vital y su propia necesidad”. Para continuar en la senda de eficiencia, han realizado un estudio sobre el envejecimiento de sus usuarios.

“Los datos numéricos nos hacen reflexionar”, ha indicado Hierro, ya que el 44% de las personas que acuden a los centros residenciales o centros de día de la Fundación tienen 45 años o más, la mayoría mujeres. “Cuanto mayor eres más posibilidades tienes de entrar a vivir en un centro residencial y a partir de ahí extraemos otro dato: el motivo”. En concreto, el 80% de las personas con discapacidad intelectual mayor de 45 años acudió por el envejecimiento de sus padres porque en “muchos casos se produce un envejecimiento conjunto, y deciden trasladar a sus hijos a una residencia o una vivienda”.

Para subsanar estas nuevas necesidades, la Fundación Obra San Martín ha creado “recursos específicos para personas mayores” como El Centro de Atención de Día “JADO”, mientras el resto se ha ido adaptando a la edad de sus usuarios. “La inmensa mayoría tiene un envejecimiento funcional, simplemente ha cambiado de etapa del ciclo vital y su vida requiere de otro ritmo, expectativas y miras, como cualquier persona”, ha subrayado Hierro. Solo una pequeña parte, ha añadido, son personas con envejecimiento patológico con “cuestiones grabes de salud, demencia o deterioro cognitivo”.

Además, en la Fundación Obra San Martín ha evaluado mediante la escala San Martín la calidad de vida de las personas con discapacidades significativas y grandes necesidades de apoyo. Según los resultados de la misma “la puntuación más alta es en bienestar físico, fruto del modelo centrado en la salud, así como en bienestar material y desarrollo personal”. Sin embargo, el percentil en inclusión social ha sido el más bajo.

“Las personas con discapacidades significativas tienen un perfil de calidad de vida un poco más bajo que las personas que tienen necesidades de apoyo limitado o intermitente”, ha enunciado la responsable de los Centros Residenciales de la Fundación. De forma complementaria a estos estudios están los informes previos, los planes individuales de apoyo, las pruebas diagnósticas, así como la familia o las propias personas con discapacidad.

Por último, Fernández ha insistido en la necesidad de que los profesionales que acompañan a las personas con discapacidad intelectual tienen que irse adaptando a las distintas etapas de su ciclo de vida. “Nuestras gafas tienen que cambiar”. En definitiva, entender el envejecimiento como “una realidad más y, por lo tanto, con los mismos objetivos que otra persona en la etapa de la vejez”. El objetivo de la Fundación es “identificar los apoyos que cada persona necesita para envejecer bien” sin que “pierda nunca el control sobre su propia vida”, han concluido las ponentes.

 

Fotografías: UIMP 2018 | Juan Manuel Serrano