Santander.- Fernando de la Cruz, investigador principal de Intergenómica en el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC-UC-CSIC), ha protagonizado la conferencia de clausura de la V Escuela de Biología Molecular y Celular Integrativa. Fronteras en Biología Sintética, que se ha celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), para hablar de la conjugación bacteriana.
Como ha detallado De La Cruz, dentro de la Biología de los plásmidos -moléculas de ADN extracromosómico generalmente circular que se replican y transmiten independientes del ADN cromosómico, o como ha explicado el investigador “dispositivos de propagación de genes”-, la conjugación bacteriana es la transferencia de material genético entre bacterias a través del contacto directo de célula a célula.
El investigador principal de Intergenómica del IBBTEC ha detallado cómo los grupos de plásmidos “más conectados y parecidos entre sí” tienen un hospedador común, conclusiones extraídas después de analizar más diez mil plásmidos. De esta manera, y ante la existencia de gran número de este tipo de moléculas, De la Cruz ha asegurado que “si hay muchos plásmidos, querrá decir que hay diferencias funcionales entre cada uno de los grupos”.
Dentro de ellos se encuentran los plásmidos conjugativos, que se transfieren entre la mayoría de las bacterias, siendo así uno de los principales agentes causales de la propagación de la resistencia a los antibióticos entre las bacterias patógenas. El grupo de De La Cruz se ha dedicado durante varias décadas al estudio de lo que ha explicado como “proteína de acoplamiento”, proteína que pone el ADN desplazado en contacto con el transportador. Una nueva proteína con la que las bacterias podrían haber adquirido lo básico para la conjugación, un mecanismo que les proporciona un medio único para el intercambio genético y una poderosa fuente de variabilidad genética.
De la Cruz, durante su ponencia, ha detallado también las características de la computación bacterial a través de los PLASWIRES (plasmid as wires, plásmidos utilizados como cables). Por un lado, ha precisado que permite tener cables “ortogonales”, de manera que unos sistemas no influencien a otros - y “polivalentes”, así como permiten una mayor complejidad de circuitos con 5 capas y 8 tipos de células en las poblaciones bacterianas.
También, De la Cruz ha señalado la modularidad que permite la computación bacterial, permitiendo así subdividir los sistemas en partes más pequeñas, así como la capacidad de evolución adaptativa de estos. “Siendo el ADN el sustrato, podemos depurar fácilmente mediante la programación de variantes optimizadas de movilidad. Por lo tanto, podemos ampliar el repertorio de piezas móviles mediante ajuste fino (reprogramación)”, ha concluido.
Fotografía: Esteban Cobo | UIMP 2018