Santander, 17 de agosto de 2020-. Josep Borrell, Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, confirma que “ha hecho falta que ocurriese esto para que nos diésemos cuenta de nuestra vulnerabilidad en algo tan fundamental como no disponer de una mascarilla ni de la capacidad de producción de medicinas, o los elementos constitutivos de las estas, porque el 80 % de los antibióticos están fabricados entre China e India”.
El experto ha manifestado esta mañana en el Palacio de La Magdalena de Santander los riesgos de volver a la normalidad que existía antes de marzo. “Era un mundo con una excesiva dependencia, inseguridad financiera e irresponsabilidad ecológica. Espero que la vuelta a la normalidad no sea volver a esos parámetros de comportamiento”, ha explicado.
Las declaraciones han tenido lugar en la primera semana de los tradicionales Cursos de verano organizados por la Universidad Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander.
Durante toda la semana, Josep Borrell estará presente en la capital cántabra para debatir sobre el presente y el futuro de Europa tras la crisis del COVID-19. El Alto Representante dirige dos seminarios centrados en los esfuerzos europeos para salir de la crisis. El primero de ellos, “El futuro de Europa tras la crisis del COVID-19: situación actual, perspectivas y políticas clave para España”, ha comenzado hoy 17 de agosto.
Josep Borrell ha querido hacer una comparación del desarrollo de la crisis entre las distintas potencias mundiales. “En Europa, la crisis nos ha afectado económicamente de una forma muy intensa. España es el segundo país más afectado después de Reino Unido”, confirma.
“Al principio hubo dificultades de coordinación para dar una respuesta sanitaria puesto que la Unión Europea tiene muy pocas competencias en esta materia, pero después la reacción ha sido fuerte y eficaz, una respuesta más rápida que a la crisis de 2009”, expresa.
Por su parte, Francisco Fonseca, director de la representación de la Comisión Europea en España ha reflexionado sobre las prioridades de la UE en el Plan de recuperación, entre las que ha destacado una economía descarbonizada, la lucha contra el reto demográfico y mayor cohesión a nivel de las zonas más desfavorecidas de Europa.
“Esto es lo que estamos haciendo de aquí a que entre en funcionamiento el plan de recuperación que estará en vigor el 1 de enero. Todos los estados miembros tienen que presentar proyectos presupuestarios adicionales en armonía con las grandes prioridades establecidas. Habrá que establecer mecanismos de transición para que los compromisos se puedan efectuar a más tardar en primavera de 2021”.
El Alto Representante considera en su ponencia esta crisis como “la más importante que hemos vivido después de la Segunda Guerra Mundial y la más global, instantánea y general, por la capacidad de difusión que ha tenido”.
Por otro lado, ha reflexionado sobre la capacidad de los Estados Unidos para enfrentarse a esta crisis. “Contrariamente a las crisis del 11-S y la crisis financiera de 2008, es difícil imaginar que los EE.UU. sean capaces de relanzar su economía como hicieron entonces”, explica. “Seguramente saldrán debilitados por la gestión de la pandemia, que empezó con las muestras de escepticismo de Trump y ha acabado con una extrema generalización de los niveles de contagio y mortalidad tan elevados”, añade.
“Seguro que van a reforzar su rivalidad estratégica con China y al mismo tiempo continúan desarrollando políticas no muy amistosas con respecto a la Unión Europea”, continúa.
En cuanto a los países del sur, explica que “las dificultades están ligadas a la debilidad de sus sistemas con respecto a los europeos”.
“El precio a pagar en términos de cohesión social y desigualdad en el mundo va a ser muy grande. Hemos de ser conscientes que la crisis no ha terminado y que nos exige ser vigilantes”, advierte.