Santander, 19 de agosto.- Javier Lascuráin Sánchez, director general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), ha expuesto hoy en los Cursos de Verano organizados por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que “el abuso de la metáfora bélica no es la mejor manera de encarar el asunto del COVID”.
“El lenguaje bélico se utilizó con la intención de unir filas en torno a una amenaza, pero las metáforas no son las que mejor ayudan a que la sociedad se movilice. Contienen agresividad que pueden echar atrás la acción que se pretende de los ciudadanos”, ha manifestado.
Estas declaraciones han tenido lugar en el curso ‘Coronavirus: relato, lenguaje y datos en los medios de comunicación’ que ha comenzado hoy en el Palacio de La Magdalena. En este seminario, expertos en periodismo, lenguaje y narrativa analizan los aspectos comunicacionales de esta situación tan extraordinaria: qué palabras y expresiones se han utilizado, qué valor han tenido los datos en la construcción del relato o cómo han actuado los mecanismos de desinformación.
Mar Abad, periodista y fundadora de la revista ‘Yorokobu’, ha continuado en la misma línea. “Hay que hacer un análisis posterior para saber si ese lenguaje bélico hizo que nos lo tomásemos más en serio y nos quedásemos en casa”, ha explicado en el Palacio de La Magdalena.
“A mí me gusta más otro relato, como el de los cuidados, que utilizó la ministra de Nueva Zelanda, pero no sé si es más eficaz. Hay gente que piensa que los cuidados son cosas de mujeres. Error, cuidarnos es una cosa de subsistencia”, ha añadido.
Respecto a la evolución del relato que ha habido durante la pandemia, Lascuráin ha declarado que “los medios de comunicación han ido adaptándose a la realidad. En nuestra vida han aparecido palabras completamente nuevas, que jamás utilizábamos. No sé quién de nosotros había dicho ‘coronavirus’, ‘confinamiento’, ‘EPI’ o ‘ERTE alguna vez’”, se ha preguntado hoy el experto en lenguaje.
Por otra parte, Abad ha afirmado que “ha habido un exceso el periodismo en reflejar la bronca política cuando era un tema tan vital como la salud y se podría haber hablado más de temas científicos. A mí me da igual que se insulten en el parlamento. Yo quiero saber que les pasa a mis familiares enfermos y cómo me tengo que proteger”, ha sostenido.
“Cuando alguien te explica lo que tienes que hacer me aporta mucho más que la bronca política o las especulaciones sin base que algunos medios han caído en el error de distribuir”, ha confirmado Lascuráin.
Asimismo, ha añadido que “en el buen periodismo hay que comprobar, dar voz a fuentes fiables y evitar dar la palabra a quién habla sin conocimiento”.
Por su parte, Mario Tascón, periodista y director de este curso, ha explicado que en el lenguaje también intervienen las imágenes. “No tenemos imágenes de lo que pasa, ese es un problema de la transmisión. Las imágenes hay que verlas, porque si no uno no entiende lo que pasa”, ha dicho el periodista y director de Prodigioso volcán.
“Hubo una imagen que fue la que nos hizo entender lo que estaba pasando. La de aplanar la curva”, ha formulado.
Javier Gómez Santander, periodista y guionista y coproductor ejecutivo de La casa de papel, ha relacionado la dificultad de construir el relato con la imposibilidad de crear personajes, lo cual considera el primer problema narrativo de la crisis del COVID-19.
“Los personajes son importantísimos para vehicular nuestros relatos. Por ejemplo, ‘La casa de papel’ funciona por sus personajes. Con la crisis del 2008 podíamos cosificar en alguien lo que estaba pasando, pero ahora no, ahora tenemos un virus, que dificulta mucho el relato porque necesitamos personajes”, ha contado.