Santander.- Fátima Murciano, fundadora y presidenta de la Asociación de Altas Capacidades Intelectuales de Extremadura, ha participado en el seminario Conocimiento científico: en busca de sus fuentes, que se está celebrando en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). En la cuarta jornada de la semana, centrada en Tecnologías, innovación e investigación educativa, la también psicopedagoga y profesora ha impartido una ponencia titulada ¿Quiénes son los más capaces?: precocidad, talentos, prodigios, genios y superdotados.
Según ha explicado la protagonista al comienzo de su ponencia, “la inteligencia se distribuye democráticamente”, independientemente de la clase social o etnia a la que pertenezca la persona. Aunque Murciano ha matizado que dependiendo del contexto en el que le toque vivir a cada uno, se pueden desarrollar, o no, con más facilidad las capacidades.
La psicopedagoga también ha indicado que “la educación es una tarea moral”. En este sentido ha defendido que “se debe tratar siempre al alumno como una persona, y no como un medio para conseguir un fin”, en referencia a los intereses espurios que pueden existir, derivados de ciertas entidades económicas, en torno a los niños con altas capacidades.
Asimismo, Murciano ha hecho hincapié en los objetivos de la charla: entender a los niños para atenderlos mejor y eliminar estereotipos; tener conciencia de que la homogeneidad no existe, matizando que el sistema tiene que tener previstas respuestas y oportunidades diversificadas inclusivas y equitativas; reflexionar sobre los cambios que necesita el sistema educativo, y recordar que la educación es un derecho humano.
Por otro lado, la especialista en Educación Especial ha dedicado parte de su intervención a “definir y aclarar conceptos” que pueden dar lugar a confusión. La alta capacidad ha sido el primero y, basándose en organismos como National Association for Gifted Children (NAGC) o la Ley Jacob Javits, e investigadores como Carmen Giménez o Steven Pfeiffer, la ponente ha indicado que todos coinciden en que “es un concepto amplio que, en función del modelo de valoración psicopedagoga de capacidad cognitiva, se va a detectar más o menos en los niños” y que la psocometría “sigue siendo importante para medir la inteligencia pero no determinante para desarrollar el talento”. En este sentido, ha destacado que el Cociente Intelectual (CI) es relativo: “Es absurdo establecer el corte del CI en un número inflexible”.
La profesora también ha profundizado en el significado de genio, que solo se puede dar en la edad adulta, y de prodigio, identificándose en niños de menos de 10 años, los cuales tienen habilidades muy superiores en áreas muy específicas. En este punto también ha recordado la “infradetección de las mujeres”, quienes están aún más invisibilizadas que los hombres.
En la segunda parte de la ponencia, Murciano ha mencionado algunos modelos teóricos para identificar a los niños con altas capacidades. Sobre esto ha puesto el foco en que “en la primera mitad del siglo XX los modelos estaban basados en el psicométrico”, centrado más en el intelecto. Mientras, en la segunda mitad, ha matizado que “las opciones han estado más dirigidas al desarrollo del talento”.
Además ha indicado que, siguiendo el modelo de Gadner Renzulli o el de Gagne, podría identificarse al 10% de los niños que tiene un talento muy marcado en un ámbito específico, mientras que las personas con superdotación supondrían el 2’28. Sin embargo, ha mostrado la ponente, la realidad en España es otra ya que se detectan “menos del 0’2 % del total de los alumnos con altas capacidades”, teniendo como mejores ejemplos de actuación a Murcia, Andalucía o Canarias.
Finalmente ha expuesto varios casos reales, destacando uno en el que ella ha trabajado personalmente y que en el que existe una doble excepcionalidad, en concreto una niña con altas capacidades y dislexia. En este caso, según ha explicado la ponente, hay una doble dificultad para identificar la alta capacidad y por eso, ha señalado que “con una identificación adecuada se puede ver tanto la alta capacidad como la dificultad que tiene”. Además, este caso lo ha comparado con el de una joven investigadora a la que no diagnosticaron bien su caso y que, finalmente, ha conseguido un premio europeo por sus investigaciones.
Como conclusión, Murciano ha hecho hincapié en que “hay que cambiar la mirada, escuchar, ayudar y quitar las barreras a los niños”. Asimismo, ve necesario eliminar los estereotipos y “tener en cuenta la inclusión que muchas veces no se da en las escuelas”.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018