Santander.– Para Maarit Jänterä Jareborg, catedrática de Derecho Internacional Privado de la University of Uppsala -Suecia-, el impacto que causó la publicación de las fotos del niño sirio Aylan Kurdi, que apareció ahogado en una playa de Turquía, marcó un antes y un después en la sociedad y en las instituciones: "toda Europa quiso mostrar solidaridad hace un año debido a esta foto", ha recordado la experta. Maarit Jänterä participa esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en el curso Las crisis migratorias: ¿del drama al abandono del modelo de la UE? que dirige Carlos Esplugues, catedrático de Derecho Internacional Privado Universitat de València y presidente de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales (AEPDIRI).
Asimismo, ha destacado algunos datos publicados por The Globe en 2015: más de sesenta y cinco millones de personas desplazadas a la fuerza, de las cuales, 1.255.600 solicitaron asilo en la Unión Europea. En este sentido, la catedrática ha explicado que tanto los migrantes como los refugiados llegan a Europa con el objetivo de compartir "nuestros" bienestar y seguridad.
Entre los países que acogieron al mayor número de refugiados se encuentran Alemania (441.800), Hungría (174.435) y Suecia (156.110), frente a los 14.600 que acogió España.
Tras el colapso de refugiados, Jänterä ha explicado que "se reconsideraron las políticas de recepción" y se pasó del "abre tu corazón al necesitamos un descanso de refugiados".
En este momento, en opinión de la profesora, los grandes problemas se centran en "la llegada del terrorismo internacional a nuestras ciudades y a las cuestiones referidas a la globalización, migración, neonacionalismos, seguridad y desempleo". La reacción inmediata del EUMS (the European Union Military Staff) se ha centrado en el objetivo de la necesidad primordial de la seguridad, que ha dado lugar "al estado de emergencia en Francia, el aumento de las fuerzas de policía y el cierre de las mezquitas radicales".
Jänterä también ha recordado la legislación dictada recientemente en Suecia en materia de refugiados y con carácter retroactivo, en la que especifica que "si la persona es calificada como refugiado, se le conceden tres años de permiso de residencia, mientras que aquellos con necesidad de protección, sólo un año". Su extensión pasaría por el requerimiento de unos ingresos mínimos fijados. Desafortunadamente, los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo experimentan dificultades para conseguir empleo cuando llegan a su país de destino, en particular en la Unión Europea (UE).
FOTOGRAFÍA: UIMP 2016 | Juan Manuel Serrano