El movimiento Dadá traslada sus ideas, manifiestos y escritos al programa cultural de la UIMP

Santander. – El movimiento más radical de las vanguardias, el dadaísmo, aterriza en el Palacete del Embarcadero gracias al Archivo LaFuente y a la colaboración de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con una exposición (Dadá) que intentará acercar esta corriente artística que reafirmó sus ideas y delimitó sus posiciones a través de escritos y publicaciones. Esta muestra podrá visitarse hasta el ocho de septiembre e incluye 92 piezas, como libros, manuscritos, dibujos y collages.

A pesar de no constituir un estilo reconocible (como pudieron ser el cubismo de Picasso, el futurismo de Marinetti o el surrealismo con André Bretón), el dadaísmo no tiene un común denominador en "empleo de formas, composiciones o técnicas propias", pero sus miembros sí compartieron "la idea de negar el arte en sus formas más tradicionales, basando su anti-arte en la provocación, el azar y el humor", alejándose del pensamiento y estilo burgués.
Este movimiento artístico, que no puede entenderse sin el cabaret Voltaire, su principal propulsor. En sus obras se aprecia las consecuencias de la I Guerra Mundial, pues muchos de sus artistas fueron exiliados, espías e incluso "soplones".

Así, la exposición propone una serie de artistas que navegaron por esta corriente y que, de una forma u otra, expresaron una idea, un sentimiento que se alejaba de los convencionalismos sociales de la época. Entre los autores dadaístas destacó Tristan Tzara que, en su libro La première aventure céléste de M. Antipyrine, explica mediante ilustraciones, el significado del dadaísmo. En la muestra, que ahora acoge la UIMP, se puede apreciar la versión original de Tzara y sus inicios en esta corriente. En 1918, este artista lanzó una serie de ataques contra la sociedad burguesa en el Manifiesto Dada 1918 y así dejó enmarcada una frase que pasaría a la historia: "Sin compasión. Tras la carnicería nos queda la esperanza de una humanidad purificada". Y es que a los artistas vanguardistas le correspondía la labor de acabar con el viejo orden burgués y así lo manifestó también Hans Arp, uno de los dadaístas "más significativos por su gran cantidad de dibujos, relieves, collage y tapices", al igual que Marcel Janco quien plasmó sus pensamientos e ideas vanguardistas en 8 gravures sur bois, obra que también forma parte de la exposición Dadá. Ambos artistas pertenecieron al grupo dadá de Zurich.

Sin embargo, en 1917 el dadaísmo que había surgido en Zurich se dividió en dos corrientes distintas y trasladaron sus raíces a Paris y Berlín, de la mano de Tzara y Richard Huelsenbeck, respectivamente. Un año más tarde, Huelsenbeck presentó su primer manifiesto dadá (Erste Dada-Rede in Deutschland) en la galería Graphisches Kabinett. Poco a poco nuevos artistas –como George Grosz o Franz Jung-, se fueron uniendo el movimiento que había impulsado Huelsenbeck en Berlín y pasó a ser conocido como "El club de Berlín". En la exposición Dadá se pueden encontrar obras de Grosz como Gott mit uns, o Phantastische Gebete, de ambos artistas.Sin duda, el movimiento dadaísta no dejó a nadie indiferente y propagó una corriente de ideas y de pensamientos vanguardistas, un tanto revolucionarios, tratando de desmontar los convencionalismos sociales burgueses.

FOTOGRAFÍA: Esteban Cobo | UIMP