El inconfundible estilo de la prolífica filmografía de Gutiérrez Aragón, a análisis en la UIMP

Santander.- La “pincelada” inherente a la obra de Manuel Gutiérrez Aragón se reconoce por su empleo de un lenguaje cinematográfico con un estilo claramente literario. Reflexión de Vicente Molina Foix, escritor y cineasta, y José María Merino, narrador, poeta y ensayista, ambos protagonistas en la segunda jornada de Artes, Letras y Ciencias: creadores santanderinos. Mito y realidad en la obra de Manuel Gutiérrez Aragón.


Durante su ponencia, Molina Foix ha ofrecido un enfoque literario sobre el reconocido director cántabro, sustentado en un estudio de los textos cinematográficos de este. El objetivo de la exposición del novelista ha sido retratar “el lado literario de la personalidad cinematográfica de Gutiérrez Aragón” y “la construcción de la frase por parte de un autor” que “piensa como los escritores”.


Al decir “construcción de la frase”, el escritor se ha referido al estilo del cineasta a la hora de construir el relato cinematográfico, a partir de las imágenes o planos que componen algunas de sus películas. Esta “caligrafía inventiva” de Gutiérrez Aragón es fácilmente reconocible “en el arranque de Visionarios, ambientada en el País Vasco de 1934”. Para Molina Foix se trata de la mejor representación de las dos Españas que ha visto en el cine, “una escena que comienza con unas piernas de mujer, lo que se entendía por desnudez en la época, y acaba con la irrupción de representantes de la España negra. Por lo tanto, no es una mera figura estilística, es una contraposición a través de imágenes poéticas”.


Para sostener su argumentación, el ponente ha seleccionado extractos de Maravillas y de una de sus adaptaciones de El Quijote, sobre las que, ha insistido, se pueden extraer las características del “cine escrito” de Gutiérrez Aragón, al que se imagina “pensando en la escena y en las imágenes que la compondrán”. Es decir, en plena “pre-creación” anterior al rodaje.


Resonancias literarias


Desde una vertiente más profunda, Merino, también miembro de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), ha expuesto algunas de las resonancias literarias del protagonista del encuentro. Tras un recorrido por las inquietudes y experiencias intelectuales de Gutiérrez Aragón, una “lejana época de formación” en la que el académico tuvo “la fortuna de compartir tantos hallazgos” con el protagonista del presente curso, el ensayista ha indicado algunas de las singularidades que definen “un cine que no se parece a ningún otro”.


“Hay quien ha querido calificar como ‘mágico’ el cine de Gutiérrez Aragón, tan misterioso como difícil de encasillar. Si hablamos de magia, habría que referirse, en este caso, a la magia de los difusos límites de lo real, que siempre prevalece, pero que es fronteriza con cierto territorio evanescente en el que acecha lo maravilloso y donde, a veces, aparece sin tapujos lo fantástico. Se trata de un cine, como lo ha definido él mismo en alguna ocasión, ‘sonambúlico’, que trasciende siempre las apariencias rutinarias de la vigilia”, ha explicado el miembro de la RAE.


Por cuestiones de tiempo, Merino ha escogido solo algunas películas a través de las cuales evoca “las constantes que marcan un estilo personal poderoso”. Por ejemplo, Habla, Mudita pone de manifiesto “un escenario rural que no será raro en el cine de Gutiérrez Aragón, desde una mirada totalmente alejada del costumbrismo”. Por otra parte, según el ponente, Feroz es una clara representante de cómo lleva “el tratamiento de ciertos asuntos a fronteras fantásticas, entrando de lleno en la fábula, con toques de novela gótica”.


Otras constantes presentes en su cine, ha señalado el académico de la RAE, son “la estructura en telaraña” y que “el escenario cobra condición de personaje”. Pero más allá de estos aspectos estilísticos, para Merino el cine de Gutiérrez Aragón es capaz de crear una realidad en sí misma, “una realidad propia e independiente”, ya que “hay en él un excelente imaginador de historias escritas, un estupendo novelista y ávido lector”, ha enfatizado.

Fotografía: UIMP 2017 | Esteban Cobo