Santander, 9 de agosto de 2022.- “Me gustaría dedicarme a la vida ociosa y contemplativa”. Con esta frase que sintetiza a la perfección el mensaje de su ponencia, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han (Seúl, 1959) concluyó la rueda de prensa celebrada este lunes en el Paraninfo de La Magdalena para dar por finalizadas las apariciones públicas del pensador en la capital cántabra.
Tras impartir un curso magistral de filosofía durante los días 1, 2 y 3 de agosto en la sede de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), el Palacio de la Magdalena, Byung-Chul Han fue el protagonista en esta ocasión de las charlas que cada lunes tienen lugar dentro del ciclo ‘En Contexto’, y que ocupan la programación de actividades culturales de la entidad académica.
Matilde Carlón, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Programación de Actividades de la UIMP, dió la bienvenida a los asistentes que acudieron al coloquio del filósofo en un Paraninfo desbordado, al tiempo que aseguró que para la institución, que este 2022 cumple 90 años, “es muy importante que un aforo abierto pueda disfrutar de sus reflexiones”.
Sociedad ociosa
La conferencia de Byung-Chul Han, que coincide con el décimo aniversario de la publicación en España del ensayo en el que acuñó el concepto de la “sociedad del cansancio”, se centró en la cuestión que aborda en su nueva obra, que aún no ha visto la luz en nuestro país: la vida ociosa y contemplativa. “La ociosidad es el fin último de la humanidad”, sentenció el pensador.
Para el doctor Han, la sociedad ociosa contemplativa es “la sociedad del futuro” y es necesaria porque “solo la vida contemplativa abre un espacio para la actividad. Esa respiración lenta y reinterpretación del espíritu. Y por esa falta de descanso, nuestra civilización se dirige a una nueva barbarie”.
“¿Qué tipo de política debería ser esta?”, se preguntó el pensador para proponer una república de los vivos de la que formen parte las plantas, las piedras, las montañas, las nubes, etcétera, y en la que el hombre ya no es un “conciudadano”. En definitiva, una sociedad en la que se debería cambiar “radicalmente” la relación con la naturaleza para combatir la crisis climática de forma “eficaz” y utilizar los recursos de una manera “responsable”. “Concebir de otra forma lo que tiene vida y protegerlo; con la ociosidad, quiero decir que tenemos que volver a aprender esa facultad de no actuar, de interiorizar la vida contemplativa”, agregó.
En este sentido, Byung-Chul Han insistió en que “no podemos ver a la naturaleza como un recurso de cara a la catástrofe que tenemos” y que es necesaria otro tipo de acción “completamente diferente” de la que forme parte la contemplación. De acuerdo con esta idea, el ensayista calificó a su idea de ociosidad como la “célula de la revolución”, una que a día de hoy, en su opinión, no parece factible en el “capitalismo del me gusta”.
Este sistema, explicó el filósofo, al ofrecer todo tipo de comodidades “no permite detectar un enemigo” ya que, al contrario de lo que sucede en sociedades disciplinarias, no sentimos que exista una autoridad que nos obligue a postear nuestras vidas a través del smartphone, instrumento que a su juicio, ejerce un “poder represivo” y actúa como una “cárcel digital”.
Al hilo de esta idea, Byung-Chul Han comentó cómo sus libros han sido ‘bestseller’ en China, país donde surgió el movimiento social ‘Tang Ping’ que propone acostarse boca arriba como oposición al trabajo. Para el filósofo, la inacción funciona como forma de rechazo en un régimen disciplinario y no en lugares como América o Europa, donde hay instaurados sistemas en los que la gente “se explota a sí misma de forma libre” y no hay un poder disciplinario que “aterroriza a la gente”.
Sobre el conflicto de Ucrania
“La guerra de Ucrania puede ser hasta un problema filosófico, y que Occidente le suministre armas a Ucrania no va a solucionar el conflicto”, añadió el pensador tras ser preguntado por los periodistas sobre cuestiones actuales. En este caso, reiteró que, analizado en su conjunto, la invasión rusa de Ucrania es “un problema filosófico que no es sencillo de resolver y sobre el que no me pueden preguntar”.
Sobre si esta problemática, junto a otras como la crisis del coronavirus, puede producir un auge del liberalismo, el pensador hizo referencia a cómo en el régimen ruso, al igual que en la Hungría de Orban, existía en un principio un liberalismo que desembocó en conservadurismo e imperialismo como resultado de la “búsqueda de una narrativa que diera sensación de identidad”.
Tras este apunte, Han se introdujo en el debate sobre la convergencia entre democracia y crecimiento económico y afirmó no saber si la democracia es “absolutamente necesaria” para el neoliberalismo. “En China no hay ningún tipo de democracia y domina la economía”, ejemplificó.
Asimismo, explicó que, desde su punto de vista, la democracia provoca inestabilidad para la economía porque cada cuatro años hay elecciones y el cambio de gobierno deshace todo lo anterior. Sin embargo, insistió en que en esa inestabilidad reside la “fuerza de la democracia”: “Se pensó que la democracia se podría compatibilizar con el auge económico pero en Singapur o en China, países donde florece la economía, no hay democracia. Yo elegiría más democracia y menos crecimiento”.
Papel del periodismo
Preguntado por el papel de los periodistas en la sociedad actual en la que las informaciones quedan condenadas a los algoritmos, el doctor Han lanzó un contundente mensaje: “Sed libres. Hoy estamos metidos en el conformismo también en todos los medios y no se puede discutir nada porque si otro tiene una opinión distinta deberías avergonzarte”. Apuntando que “es un problema que no haya un intercambio de opiniones libres en una sociedad liberal” concluyó su ponencia: “Nos convertimos en no-personas cuando tenemos opiniones diferentes”.