Alexis Pimienta: “La improvisación es un striptease anímico”

Santander.- Respira poesía, y le cuesta hablar sin rimar. Ha escrito 25 libros, pero dice que “no hay que leer para defender la oralidad”. En las calles de La Habana aprendió a hacer puzles con las palabras “no veíamos la televisión, ni jugábamos a la consola, ventajas del bloqueo a Cuba”, bromea. Alexis Díaz Pimienta es un maestro del repentismo, el arte de recitar versos al momento. Lleva más de 40 años esculpiendo estructuras de cinco, seis y ocho silabas pero no se acostumbra, “cada improvisación es un striptease anímico”, confiesa, y ha protagonizado la sesión Enseñanza de la improvisación. Regresar al futuro del curso XVIII Escuela de Gramática Española «Emilio Alarcos» Gramática, lectura, escritura y enseñanza de la lengua que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Bebe de Cicerón y de Homero, afirma que “el repentismo tiene su origen en la oratoria de la antigüedad” pero huye de los discursos sofisticados y juega a retorcer la dialéctica de los clásicos para enseñar a la gente a divertirse con la poesía.

Todo lo que le rodea son los ingredientes perfectos para cocinar ideas, mezcla lo que descubrió en la calle y lo que le enseñó la escuela para elaborar la receta perfecta, explica que el orden de factores sí altera el producto, “primero la práctica y luego la teoría, el contexto es nuestra herramienta artística”.

Díaz Pimienta afirma que “cualquiera puede aprender a improvisar versos, da igual la edad, da igual que sean niños o mayores y tampoco importa la formación académica”. Se estrenó como profesor en las zonas más rurales de Cuba, los lugares más “guajiros”, y funcionó. Hoy su estela cubre el firmamento desde México a Chile y ha probado de Andalucía el repentismo de la Alpujarra.

“La clave para dominar este arte es sencilla, pero hay que entrenar mucho”. Asegura que un repentista que se precie construye su talento sobre cuatro pilares “memoria y vocabulario, prosodia, puesta en escena y técnica, aquí no hay magia, hay técnica”, insiste.

A menudo fusiona sus versos con blues, jazz o rap “lo llaman neo-repentismo, pero es lo mismo de siempre con otro nombre”, le importan poco las etiquetas y explica que lo importante es “romper el muro de hormigón” que separa nuestro talento y el miedo a hacer el ridículo.

Fotografía: Juan Manuel Serrano Arce