Investigadoras de la NASA analizan en la UIMP la habitabilidad de planetas y satélites

Santander.- La investigadora científica del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, Laurie Barge, y la investigadora en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, Aki Roberge, han participado en la XVI International school of astrobiology Josep Comas i Solà. Biomarkers: signs of life through space and time que se está celebrando en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) esta semana.

Durante su intervención, Ocean worlds: geochemistry, redox cycling and habitability, Barge ha explicado la diferencia entre biofirma y biomarcador. En relación a la primera, la investigadora ha detallado que se trata de “una sustancia o fenómeno que proporciona pruebas de la existencia de vida en el pasado o en el presente”. Respecto al biomarcador, ha precisado que es “un indicador que cuantifica el rastro de partículas biológicas y o su estado”. Ejemplo de ello, “las proteínas o el ADN”, ha añadido.

A continuación, Barge ha apuntado que un bioindicador es “un organismo o especie que indica el estado del entorno”. En este sentido, ha asegurado que por ejemplo “las algas son un indicador de la contaminación del agua”. En cuanto a la habitabilidad, ha señalado que es “el conjunto de condiciones en los que puede existir vida”, aunque esta sea “activa o inactiva”.

Además, en relación a las investigaciones realizadas sobre la existencia de “mundos oceánicos” en determinados satélites del sistema solar, Barge ha destacado que está confirmada su existencia en “Ganímedes, Europa y Calisto, satélites de Júpiter”, así como en “Titán y Encelado, satélites de Saturno”. La investigadora se ha centrado, principalmente, en las características de Europa y Encelado y las circunstancias que deben darse para que exista vida. Barge ha remarcado que para entender los mundos oceánicos hay que analizar “el sistema geoquímico como un todo”, ya que se trata “tanto de la comprensión de la química inorgánica como de la geoquímica abiótica, para buscar biomoléculas particulares”, ha concluido.

Habitabilidad de los exoplanetas

A continuación, en la ponencia Observing planets at interestellar distances, Roberge ha profundizado en los planetas extrasolares, también conocidos como exoplanetas. Según la investigadora, “está confirmada la existencia de 3.735 y hay más de 100 mil millones de planetas solo en nuestra galaxia”.

En cuanto a la potencial habitabilidad de estos entornos, la investigadora ha argumentado que es “una oportunidad para estudiar la habitabilidad y la vida como funciones de la órbita del planeta y la rotación, del tamaño del planeta, su edad y el tipo de estrella”.

En este sentido, Roberge ha detallado que para los astrónomos es habitable todo aquel “entorno capaz de sostener varias generaciones de organismos”. En la investigación de entornos habitables, “se busca vida fuera del sistema solar, lo que equivale a buscar biosferas globales”, y es fundamental la existencia de “agua líquida en la superficie”, ha matizado. Por tanto, se entiende por zona habitable “la región alrededor de una estrella en la que un planeta rocoso puede tener agua líquida en la superficie”.

En último lugar, la investigadora de la NASA ha afirmado que los exoplanetas “ofrecen posibilidades emocionantes para estudiar diferentes biosferas y múltiples orígenes de vida”. Aunque, ha revelado que “puede ser más fácil demostrar que un planeta es inhabitable que demostrar que es habitable pero no tiene vida”.

 

Fotografías: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018